Escolares de 13 y 14 años de La Araucanía presentan un 23% de prevalencia de asma

 

En el marco del taller que se realizó por el Día Mundial del Asma, la directora de la Unidad de Respiratorio Infantil y del Laboratorio de Función Pulmonar del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil de la Facultad de Medicina UFRO, doctora Myriam Betancourt Astete comentó los avances que se han producido para los pacientes con asma.

“En la actualidad hay 300 millones de asmáticos en el mundo según la Iniciativa Global para el Asma, GINA, y se espera un aumento a 400 millones en los próximos años. En Chile tenemos una prevalencia de un 20 % cifra que es alta y que ha aumentado, pero en La Araucanía, gracias a datos de nuestros estudios, tenemos un 23% de la población escolar de 13 y 14 años con asma”, explicó.

Este estado de inflamación crónica de la vía aérea inferior que es el asma requiere pautas de manejo y control, por ende, cada vez se enfatiza más en el trabajo interdisciplinario y que los especialistas sean activos en la educación de la población para crear conciencia del impacto de esta enfermedad y aprender cómo autocontrolar al adulto o niño con asma.

“Junto a la educación debemos controlar a los asmáticos con molestias como tos o silbido en el pecho y también enseñar el uso correcto de los fármacos inhaladores de acuerdo al grupo etario. En el futuro próximo, a través de dispositivos móviles y digitales con inteligencia artificial podremos hacer control directo y remoto de los síntomas de nuestros pacientes con alarmas en los dispositivos de los niños que avisarán cuando estén próximos a hacer una descompensación o crisis”, aseveró la doctora Betancourt sobre esta noticia para sus pacientes.

En la actualidad, se debe mejorar la calidad de vida del paciente preescolar, escolar y adolescente, porque un niño que porta síntomas de asma se excluye de su grupo, lo que es muy fuerte desde lo psicológico y se busca que la persona haga una vida saludable incorporado en su comunidad. El asma es una enfermedad genética que viene marcada por el ADN desde que nacemos pero se pueden disminuir sus efectos con peso saludable, no tener una mala nutrición por exceso, realizar actividad física a los menos tres veces por semana, tener una dieta con vitamina D y ácido fólico, mantener un buen control y tratamiento con los fármacos que son indicados para el tercer nivel de asma, “si no se trata se puede llegar a un daño crónico severo con limitación en la actividad física”, puntualizó Betancourt.

“Desde lo epigenético (conjunto medioambiental de factores que van a gatillar o inhibir la expresión de la enfermedad) podemos hacer intervenciones. Un niño con madre asmática tiene un 60 % de posibilidades de hacer asma a los 6 años de edad, pero si el ambiente es favorable no presentará la enfermedad, por ejemplo, una casa libre de contaminación, sin humo de tabaco, dieta mediterránea con micronutrientes como la vitamina D y omega 3, actividad física semanal y un peso normal favorecen a que ese niño no exprese la sintomatología y tenga una vida normal”, culminó la doctora Betancourt.

 

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